Sostener(se) desde la cultura
Reflexiones tras moderar la mesa de diálogo en CULTSOS
El pasado 10 de junio en Bilbao tuve el privilegio de moderar la mesa de diálogo “La economía social: un modelo sostenible para los sectores culturales y creativos” en el marco del evento CULTSOS: Cooperación en el Sector Cultural y Creativo.
Me acompañaron seis personas referentes en el impulso de la economía social desde diferentes territorios y enfoques:
Jokin Díaz Arsuaga, Director General de Economía Social del Gobierno Vasco
Marta Mariño, Directora General de Trabajo Autónomo y Economía Social de la Xunta de Galicia
Mirene Arri, técnica de Elkar-Lan
José Antonio Robredo, técnico de KonfeKoop - Confederación de Cooperativas de Euskadi
Lucía Mendoza, gerente de Unión de Cooperativas EspazoCoop
Jone Nolte, gerente de ASLE - Sociedades Laborales de Euskadi
Una conversación enriquecedora, con voces diversas pero con un objetivo común: construir un sector cultural más sostenible, justo y resiliente. Y hacerlo desde lo colectivo.
Las artes y la cultura siempre han estado a la vanguardia del cambio social. Inspiran luchas, cuestionan estructuras y abren caminos hacia la inclusión y la justicia. Pero quienes trabajamos en este ámbito sabemos que crear no basta si no podemos sostenernos en el proceso.
Durante la mesa en CULTSOS dialogamos sobre cómo la economía social -y en especial las cooperativas y sociedades laborales- puede ofrecer respuestas reales y sostenibles a estos desafíos. Un modelo económico basado en la solidaridad, la participación democrática y el compromiso con las personas, que permite que nuestros proyectos culturales no solo sean potentes artísticamente, sino también viables a nivel económico.
En Wazo Coop lo resumimos con el principio de la máscara de oxígeno: no podemos cuidar del bien común si antes no garantizamos nuestra propia sostenibilidad. Lejos de ser un gesto individualista, esta visión pone en el centro la corresponsabilidad: si queremos que la cultura transforme, también debemos cuidarla, sostenerla… y sostenernos.
Además, como sector cultural, necesitamos abrir un espacio sincero de reflexión: ¿cuáles de nuestros retos son comunes a cualquier persona o colectivo que decide emprender desde la economía social? ¿Y cuáles son específicos de nuestro sector? No todo lo que nos sucede es “por ser artistas”. Muchas dificultades -como la inestabilidad, el miedo a delegar, la sobrecarga o el aislamiento- las comparten también quienes emprenden en otros ámbitos. Pero hay otros desafíos que sí tienen raíz cultural: la invisibilización del trabajo creativo, la fragilidad del tejido profesional, la precariedad normalizada, la falta de políticas estructurales a largo plazo. Nombrar esta diferencia nos ayuda a pedir lo que necesitamos sin culparnos ni idealizarnos. Y sobre todo, nos permite diseñar estrategias realistas, sostenibles y colectivas.
Los testimonios compartidos coincidieron en algo fundamental: necesitamos cooperar. Tejer redes, unir fuerzas, acompañarnos. Desde las políticas públicas alineadas con los ODS hasta las entidades que apoyan a nuevas cooperativas, todo apunta en la misma dirección: construir un ecosistema donde la cultura pueda florecer sin precariedad.
Esta mesa de diálogo no fue un cierre, sino una apertura: una invitación a repensar cómo nos organizamos, cómo nos cuidamos y cómo nos sostenemos como sector.
Porque la cultura no puede depender solo del entusiasmo o la vocación. Necesita estructuras que la hagan viable, digna y con futuro.
Y ahí, la economía social no es solo una alternativa: es una herramienta para sostener(se) desde la cultura.
Gracias a todas las personas que compartieron su experiencia y compromiso.
Gracias al equipo de CULTSOS por hacerlo posible.
Gracias a quienes seguís creando desde la convicción de que la cultura es, y debe ser, motor de transformación.
Seguimos.
—
🎹
Marta Lozano Molano